miércoles, 11 de enero de 2012

A mi buitre

Este buitre voraz de ceño torvo,
que me devora las entrañas fiero
y es mi único constante compañero,
labra mis penas con su pico corvo.

El día que le toque el postrer sorbo
apurar de mi negra sangre quiero
que me dejéis con él, solo y señero,
un momento, sin nadie como estorbo.

Pues quiero, triunfo haciendo mi agonía,
mientras él mi último despojo traga,
sorprender en sus ojos la sombría

mirada al ver la suerte que le amaga
sin esta presa que satisfacía
el hambre atroz que nunca se le apaga.

Prometeo, de Richard Cosway

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