viernes, 15 de octubre de 2010

OTRAS OPINIONES

Solemos describir anacrónicamente a Edipo como una víctima del destino pero Edipo no observó la mesura, al contrario: incurrió repetidamente en la hybris, movido por su descomunal proclividad a la ira y a la irreflexión. Como algunos especialistas han señalado, si Edipo hubiese sido realmente prudente, hubiese evitado agredir físicamente a cualquier hombre mayor, que fatalmente pudiese ser su padre. De igual manera, si hubiese sido mesurado, no hubiese consentido en desposar una mujer mucho mayor. Sin embargo, arrastrado por su feroz temperamento, asesinó a Layo por una discusión de tránsito. Una vez revelada la verdad acerca de su identidad, Edipo no reacciona como un hombre que ha tropezado sin culpa alguna con una fuerza externa inexorable. Reacciona como un agente carente de lucidez y sentido de la proporción.



El oráculo de Delfos fue un gran recinto sagrado dedicado principalmente al dios Apolo que tenía en el centro su gran templo, al que acudían los griegos para preguntar a los dioses sobre cuestiones inquietantes. Al pie del monte Parnaso, en medio de las montañas de la Fócida 9,5 km de distancia del golfo de Corinto. De las rocas de la montaña brotaban varios manantiales que formaban distintas fuentes. Una de las fuentes más conocidas desde muy antiguo era la fuente de Castalia, rodeada de un bosquecillo de laureles consagrados a Apolo.
La historia y la literatura griega con frecuencia hablan de un oráculo al que recurrían reyes y campesinos para saber su futuro. Se encontraba en el templo de Apolo, en Delfos, en donde una pitonisa hacía de intermediaria para reproducir los designios del futuro.

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