En el libro de Harry Potter y el Cáliz de Fuego donde la Esfinge se cruza en el camino de Harry en el laberinto de la tercera prueba planteándole un enigma y dándole como opciones contestar o quedarse callado, eso sí, si contesta mal le atacaría (igual que la esfinge de Tebas atacaba a quienes no contestaban bien su enigma), si contestaba bien le dejaría pasar (otra cosa similar a la esfinge de Tebas, que al resolver Edipo su enigma no le mató) y si se quedaba callado no le dejaría ir por ese camino, sino que tendría que dar media vuelta y volver por sus mismos pasos.
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